sábado, 10 de mayo de 2014

2º sábado de mayo -paradojas

La mañana arranca tarde. Nos juntamos en el anexo buscando tranquilidad, el silencio que nos convoca. Luego de saludar a Nancy, el encuentro con Osmar y su sweter amarillo alegra la mañana.
Jorge estaba de ánimo. Inaugura la ronda leyendo "El calvario de un libro", de Nicolás Hidrogo Navarro:

Pocos saben que la consumación final de un libro es el resultado de mil abolladuras asesinas desde su gestación embrionaria en la mente, el intento de un sin fin de abortos conspirativos en la imprenta, la tentación del fracaso de no verse terminado nunca en una librería, el quiebre permanentemente de la renuncia a dar una página más ante un lector, el remiendo lastimero de mil trozos de desesperanzas truncas en la historia misma del texto, la histeria de verse muerto ante de nacer en la edición, el temor de echarlo todo por la borda ante el fracaso editorial, las cicatrices de mil puñaladas comploteras contra su hechura y alumbramiento ante la crítica literaria y el miedo de morir antes de nacer después que su autor enajena todo y rompe el cordón umbilical de su creatura para siempre ante los lectores. Un libro tiene mil cicatrices invisibles que nadie ve.

Aparece en escena Susana Thénon, y también, como siempre, Alejandra. Pero Pablo, fiel a su estilo, prefiere tomarse más tiempo, así que toma la posta Mica, leyendo "Los nadies" de Eduardo Galeano:

Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pié derecho, o empiecen el año cambiando de escoba. 
Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada. 
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos: 
Que no son, aunque sean. 
Que no hablan idiomas, sino dialectos. 
Que no profesan religiones, sino supersticiones. 
Que no hacen arte, sino artesanía. 
Que no practican cultura, sino folklore. 
Que no son seres humanos, sino recursos humanos. 
Que no tienen cara, sino brazos. 
Que no tienen nombre, sino número. 
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local. 
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

Entonces llega Gustavo con un libro y ganas de reír y leer y comer galletitas. Aprendimos en el interine con Osmar un montón de cosas sobre el niño boyero, niño yuntero, yunta de bueyes, bueyes, boya, ya estamos boyando... testús, jilguero y poyero. 

Como se muere tanto de ganas de leer a Thénon pero todavía no puede, Pablo le delega a Gustavo la tarea, pidiéndole que lea despacio y con pausas... Gustavo nos pasa el trapo a todos. Parece Víctor Laplace, o capaz que Víctor lo copió a Gustavo (no sabemos cuándo, pero por qué no?)


YO

Yo vivo y tiemblo, 
recompongo viejos verbos destrozados 
en los hornos del frío 
y me invento una palabra para cada lágrima. 

Yo salgo a pasear 
y me inclino sobre las fuentes vacías 
para besar mi boca inexistente. 

Yo tengo la mirada llena de sal 
y cuerpos como estrellas de arena 
y flores voraces 
que me consumen lentamente. 

Yo vivo y tiemblo, 
resucito y me arrastro por el aire caliente 
de las floraciones 
y por el ojo siempre abierto del día. 

Yo, luna tibia, 
amándome y muriendo. 



Luego,

ELLA

de madrugada
(ella se tocó las manos).
De madrugada, apenas.
Ella recuerda que nada importa
aunque su sombra siga corriendo
alrededor de la noche.
Algo se detuvo en algún momento,
algo marchaba débilmente
y se detuvo en algún momento.
Ella tembló como un sonido
congelado entre los labios de un muerto.
Ella se deshizo como un recuerdo
convocado hasta la saciedad.
Ella se inclinó sobre su respiración
y comprendió que aún vivía.
Se tocó la libertad
y la dejó escurrirse como una pequeña noche.
Se anudó la angustia alrededor del cuello
y recordó su color extraviado.
Ella mordió a ciegas en la oscuridad
y escuchó gritar al silencio.
Y aprendió a reírse
del olor a tiempo que despedía su sangre.
De noche
(ella se cortó las manos).
De noche, apenas.
Ella recoge su pequeño crepúsculo.
Ella sueña en la erección de la rosa.
De “Habitante de la nada”, 1959.


Alucinamos con Susi, la poeta alterno fachera de los 60. 









Ahora se la juega Diego y elige al azar dos poemas de Juan Manuel Inchauspe: "El centro de nuestra vida" e "Imagen del caracol".

Quien escribe leerá "Gironsiglos", de Ana Emilia Lahitte. Se genera un debate intelectual, todos descubrimos algo: Trakl, el poeta incestuoso, José Asunción Silva...

GIRONSIGLOS

Ritzos restaña el sol de venas rotas
que fue Miguel Hernández.

Junto al manso D´Amicis de mi infancia / recela el siglo en celo de sus Emmas rapaces / de sus hembras con filo de alhucema. / El Flaubert de mi madre / huele a hastío / a musgo / a discreción. / Huele a cuero de Rusia el D´annuncio vedado. / (La decencia era un rito / un embrión de sándalo. / Era indecente el sexo de Picaso) / Todo gime clausura / humedad de gusanos pulcramente engendrados. / Nuestra noche estrellada incuba radioactivos / girasoles de llanto.

Escucha los colores de Trakl / las aguas vivas de su incesto. / Hay llagas que jadean / desalojan el Duino. / "Todo ángel es terrible.../ Escucha los mandalas de Pessoa / el dios cojo de Artaud / el sur de Gelman. / Paren de pie palabras terminales / que jamás nacerán / aunque renazcan de la muerte de todos. / La cacería humana ignora esas palabras / su proa de mandrágoras. / Nunca comprenderán / que ante huesos que piensan / callar es una fragua.

Sofismas de Claudel anunciar a María. / Marilyn se desnuda en nalgas del verano. / Fue una cortesía de Sartre / convocarnos para entrar en la nada. / Nos autoconvocamos para entrar a Ana Frank / a Biafra / a Chernobyl / enfundados de amianto. / Borges entró en la muerte como en una fiesta. / No fuimos conjurados.

Desdeñada por Joyce / seducida por Marx / violada por Freud / Scherezade se ahorca con albatros. / Marguerite Yourcenar se opusnigra para sus funerales aún lejanos. / Su ardilla memoriosa / le sugiere morir / cuando Adriano ya no lea el silencio. / Duras-Resnais / procuran convencerme de que el sol de Hiroshima / no habrá de aniquilarnos. / La nuestra sigue siendo una raza en exilio. / Sólo el mono Gramático está a salvo. / Quedan abiertas tumbas. / Los huesos desertaron.

Corroe el arco iris la ausencia de los pájaros. / En las computadoras / el amor se oruga kafkianamente / en textos para incautos. / El tiempo ya no existe / no ha existido nunca. / ¿Saberlo es necesario? / El hombre / ese quasars apagado. / Filma Visconti. / Malher resplandece / junto al intocado candor de los pantanos.

(de "El tiempo, ese desierto demasiado extendido"

Osmar nos muestra  algo así como un folleto, sacado del baúl de los papeles mágicos, fechado en 1950. El papel, tan amarillo, se parece mucho al otoño...



















Ahora todos juntos decimos ¡WOW! ¡Queremos la revista!


Para cerrar, leerá nuevamente Gustavo a Anthony de Mello, la Oración de la rosa.

Nota: Caminamos en la torre, sin poder dar marcha atrás. La torre se derrumba, el sabio salta. No sabemos como llegamos a la casa de dios. La poesía se impone.


(por Sabrina García)


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